Mi nombre es Helena. Tengo una pareja maravillosa, Víctor, y cuatro hijos, y hasta hace pocos meses nuestra vida familiar era bastante normal. Pero entonces sucedió un episodio de violencia sexual infantil en nuestro entorno más próximo y nos dimos de bruces contra una realidad tremenda que nadie nombra, nadie atiende y para la que nadie te prepara.

Desde hace siglos se sabe que los cuentos tienen un poder que va más allá del mero entretenimiento. Son maneras de introducir en la mente y en el alma, especialmente de los niños, informaciones de manera sutil que les impregnan y acompañan, y que por tanto pueden ayudarles en momentos clave de sus vidas.

Así que nosotros, como familia, espantados por lo que nos había sucedido y conocedores de que el abuso sexual infantil es enormemente frecuente, decidimos escribir un cuento para ayudarnos y ayudar a otros niños y niñas.

Nuestro proyecto comenzó como un sueño, algo vago para ir trayendo palabras a este lado del dolor, para aproximar estrategias y que lo que nos había sucedido nunca nos volviese a suceder, para romper tabúes y dejar claro que los niños víctimas de abuso jamás deben sentir vergüenza o culpa, para dinamitar esos asquerosos “secretos” que tanto daño pueden hacer… así que escribimos, mis hijas pequeñas (Julia y Eva) y yo, escribimos para combatir la rabia, la impotencia…. y transformarlas en algo constructivo.

Una mañana nos dimos cuenta de que el cuento estaba listo. “TU CUERPO ES TUYO: EL MENSAJE DE EVA”.

Un libro para que todos los niños aprendan a cuidarse, quererse, escucharse y rechazar con firmeza todo aquello que les haga sentir mal.

Llegados a ese punto decidimos también ilustrarlo nosotros: mi marido Victor, nuestros cuatro hijos, dos grandes amigas (Susana e Irune) y yo. Ver aquellos dibujos hechos por los niños nos hizo darnos cuenta de la fuerza que estaba tomando nuestro proyecto. Nos faltaba una portada.

Entonces llegó Leticia con su dulce creatividad y nos entregó su bellísimo diseño.

Poco después alguien muy cercano a nosotros y que conectó perfectamente con nuestra visión se ofreció a maquetarlo. Le dio vida. Escogió los colores más bonitos y una presentación manejable y luminosa. Era el momento de añadir nuestra reflexión como padres al final del cuento, así que Victor y yo nos pusimos manos a la obra.

Typhaine nos envió las últimas pruebas, corregimos erratas…Y entonces, como el más precioso de los regalos, mandó imprimir 100 ejemplares y nos los envió a casa. Cuando Julia y Eva tuvieron su cuento en formato papel por primera vez entre las manos, sonrieron alucinadas e incrédulas. Yo lloré. Pensé en aquella primera emoción que había dado lugar a aquel pequeño libro, y entendí que había que seguir adelante con el sueño. Que aquel dolor que yo ya no sentía tan grande en el pecho persistiría en muchas familias como un fantasma si no se hacía algo con él.

Tu cuerpo es tuyo: el mensaje de Eva, busca mejorar infancias, facilitar la comunicación en el seno de las familias sobre el tema del abuso, empoderar niños y niñas y visibilizar la realidad aunque ésta sea fea y no nos guste.

Es un cuento para ayudar a todos los niños y niñas a conocer su cuerpo, cuidarlo, detectar señales de abuso y si éste se produce, dotarles de herramientas para pararlo y superarlo.

Eva pensaba titular su libro así: “Hay gente mala, pero no te preocupes, este es tu cuerpo y este es tu cuento para que lo sepas”. Es largo. Al final cambiamos el título, pero la idea es tan potente que yo no tengo nada más que añadir.